La piel del perro y del gato

La piel es un órgano vivo complejo, el más extendido del cuerpo, que representa el 12 % del peso adulto y el 20 % del agua orgánica. Es un revestimiento en continuidad con las mucosas a nivel de los orificios naturales: constituye una barrera anatómica y fisiológica fundamental, la barrera cutánea, entre el medio exterior (es decir, el entorno) y el medio interior. La edad, la raza, el sexo y el individuo influyen en su estructura y en sus funciones.

Autor: JL Mathet – 2016

Un órgano complejo y vital

Refleja el estado fisiológico del organismo en conjunto y permite mantener su homeostasis (es decir, un equilibrio) bioquímico y térmico: así, las perturbaciones internas tienen repercusiones cutáneas (enfermedades hormonales, infecciones, estados alérgicos).

De la superficie hacia la profundidad, se compone de la epidermis, la dermis, los anexos epidérmicos (folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas y finalmente los faneras como las garras), del hipodermis y del músculo cutáneo (figura 1).

Su grosor varía de 0,5 a 5 mm en el perro y varía según la región del cuerpo afectada, la raza, o el estado de salud (enfermedades subyacentes, deficiencias). Es más gruesa en la espalda, más fina en la región ventral y en la parte terminal de las extremidades.

La piel del perro y del gato
Figura 1: organización de la piel


El pH

El pH de la piel del perro sano es muy variable según múltiples factores (raza, sexo, región del pelaje, entorno, estación). Se considera que es más bien neutro a básico (de 7,4 a 8,5), a diferencia del humano donde la piel presenta un pH más ácido. El uso de tratamientos locales (champús, sprays, cremas) deberá tener en cuenta este aspecto para evitar cualquier variación perjudicial del pH que provoque un desajuste de la barrera cutánea y la proliferación microbiana.

La barrera cutánea

Las diferentes capas

La epidermis

Es un epitelio, es decir, un revestimiento de superficie no mucoso, queratinizado y estratificado, compuesto por un apilamiento en capas de queratinocitos o células córneas, sin vasos sanguíneos. También se encuentran allí células no epiteliales con funciones diversas: pigmentación con los melanocitos, función inmunitaria con las células de Langerhans y función sensorial con las células de Merkel y los corpúsculos de Meissner.

La epidermis está formada por 3 a 5 capas celulares en el perro: estas capas están determinadas por la posición, la forma, la morfología y el estado de diferenciación de los queratinocitos.

Se distinguen desde la profundidad hacia la superficie: la capa basal que es el asiento germinativo, la capa espinosa que es un compartimento de maduración donde se forman las uniones entre las células córneas (desmosomas) y los cuerpos lamelares (estructuras lipídicas), la capa granulosa que es un compartimento de diferenciación y finalmente la capa córnea que se exfolia durante la descamación (figura 2).

El grosor de la epidermis del perro varía de 20 μm a 100 μm en el perro (menos de una décima de mm), y el de la capa córnea de 5 a 20 μm o incluso 1500 μm en las almohadillas. Es más gruesa en la trufa. En el humano, la epidermis también es más gruesa.

La piel del perro y del gato
Figura 2: organización histológica de la epidermis

La dermis

Es un tejido conectivo vascularizado, formado por fibras de colágeno y elásticas y un gel amorfo llamado matriz intercelular, formado por ácido hialurónico, mucopolisacáridos, glicoproteínas y agua.
Se encuentran allí vasos sanguíneos organizados por nivel de profundidad, vasos linfáticos, fibras nerviosas y numerosas células sanguíneas, inflamatorias e inmunitarias.

La dermis tiene un papel de soporte y amortiguación por su elasticidad, inmunitario y sensorial. También limita la difusión de microbios y parásitos que hubieran logrado atravesar la epidermis.

El hipodermis

Es un tejido conectivo formado por lóbulos adiposos (grasos) separados por tabiques vascularizados. Asegura un papel de almacenamiento de lípidos, regulación térmica, protección mecánica. Es el tejido más profundo de la piel.

El concepto « barrera cutánea »

La barrera cutánea está esencialmente representada por la capa córnea, cuyo grosor varía de 5 a 1500 μm (según el lugar) y que asegura la mayor parte de la función protectora de la piel pero no únicamente, ya que diversas estructuras de adherencia presentes en las capas vivas (estratificadas) de la epidermis son verdaderas unidades de comunicación intercelular que intervienen en la coherencia física y fisiológica de la barrera.

De la intrincación entre los corneocitos de morfología angular resulta un modelo de « muro de ladrillos », cuyos ladrillos son los corneocitos, el cemento es el cemento lipídico intercelular, las uniones intercelulares le confieren resistencia y estabilidad. Este muro es eliminado progresivamente por la acción de enzimas en su parte superficial durante el proceso de descamación.

La asociación de las proteínas de estructura de los corneocitos, las queratinas, y de los lípidos extracelulares constituye un entramado en estrecha relación.

El primer modelo de « ladrillos y mortero » aunque sigue siendo una referencia básica se ha considerado demasiado rígido y la microscopía electrónica ha mostrado que este « mortero » era un « sándwich » alternando una fase lipídica cristalina y una fase lipídica fluida organizadas en bicapas.

La barrera cutánea es un paradoja en sí misma: es el resultado de la superposición de capas de células muertas (los corneocitos) pero cuyas funciones son múltiples y altamente especializadas, asegurándole un papel protector físico, químico e inmunitario.

Sus principales funciones

  • mecánica : por amortiguación de golpes y resistencia a las tensiones, función asegurada también por la unión con la dermis, por las fibras de colágeno y elastina de la dermis, y por el hipodermis
  • regulación de los intercambios hídricos : baja permeabilidad (sustancias lipófilas) a casi impermeabilidad (sustancias hidrófilas), al agua y a la mayoría de los agentes ambientales
  • protección contra los UV, los tóxicos y las variaciones anormales de temperatura (termorregulación) y de higrometría mediante la limitación de la pérdida de agua y electrolitos
  • inmunitaria : defensa contra agentes infecciosos mediante la secreción de moléculas antimicrobianas y la presencia de una flora microbiana residente así como del film de superficie lipídico (papel antioxidante y del pH)
  • termorregulación : mantenimiento y regulación de la temperatura por el pelaje y la vascularización de la dermis
  • función sensorial (picor, dolor, temperatura, tacto) y función social aunque menos pronunciada que en el humano

La corneogénesis: fabricación de las células córneas

Este proceso llamado queratinización es el resultado de mecanismos bioquímicos y morfológicos que permiten la transformación del queratinocito de la capa basal en una célula córnea anucleada, el corneocito. Se trata de una renovación permanente, regular y armoniosa que fisiológicamente dura de 3 a 4 semanas.

Las etapas sucesivas de la corneogénesis son la germinación y proliferación de queratinocitos en la capa basal, su maduración en la capa espinosa, su diferenciación en la capa granulosa y posteriormente en la capa córnea, y finalmente su exfoliación durante el proceso de descamación, fisiológicamente invisible a simple vista.

Así, el queratinocito basal va a proliferar y sufrir una diferenciación programada, continua y orientada desde la membrana basal hacia la capa córnea, involucrando síntesis proteicas y lipídicas complejas, originando una célula muerta córnea.

Toda descamación anormal asocia modificaciones en la hidrólisis de las uniones entre las células córneas, perturbaciones cuantitativas y cualitativas de los lípidos que componen el film epidérmico, y perturbaciones de síntesis y secreción de complejos enzimáticos. Su resultado se traduce en la formación anormal de escamas (paquetes de corneocitos) en patologías que provocan desórdenes de la seborrea o del grosor de la capa córnea (queratinización excesiva).

El film lipídico de superficie

Las glándulas sebáceas, las glándulas sudoríparas y los queratinocitos producen una capa lipídica protectora que recubre la piel en los mamíferos. La composición del sebo glandular difiere de la del film inter-corneocitario en el humano como en el animal. El primero contiene triglicéridos, ceras de éster, escualeno, ácidos grasos y colesterol, el segundo ceramidas, ácidos grasos libres y colesterol.

El compartimento lipídico de la epidermis incluye los lípidos ligados a la cara externa del envoltorio córneo y los lípidos almacenados en las láminas alineadas de los espacios intercórneocitos. Los precursores lipídicos se sintetizan en las capas espinosas superficiales y granulosas y se acumulan en orgánulos de secreción (cuerpos lamelares o cuerpos de Odland). Posteriormente, se vierten en el espacio intercórneocitario y se agregan en hojas lipídicas paralelas alineadas con la capa hidrófoba de los ceramidas del envoltorio celular córneo.

El pelo y el pelaje

El pelo

Son invaginaciones epidérmicas originadas de un brote donde se fabrica y crece el pelo a partir de la papila dérmica. Posteriormente, este brote asociado a la papila dará lugar al bulbo folicular o piloso: es de este bulbo que todo el folículo piloso ( = el pelo en su conjunto) se desarrollará.

El folículo piloso se compone de 3 partes distintas desde la profundidad hacia la superficie: la parte productora o bulbo, la parte intermedia o istmo y la parte externa o infundíbulo de donde emerge el mismo pelo. En el perro, varios folículos pilosos pueden emerger de un mismo infundíbulo, de 2 a 15; se encuentran de 100 a 600 pelos/cm2. En el gato, la densidad pilosa es más abundante, de 1000 a 2000 pelos/cm2.

Además, dos tipos de glándulas (sebácea y sudorípara) se unen allí, al igual que el músculo erector del pelo. Este último permite el erguimiento del pelo en ciertas secuencias de comportamiento o para asegurar una mejor termorregulación (función aislante del pelaje).

El pelo se compone de una parte central llamada médula llena de aire para asegurar el aislamiento, luego del córtex que contiene células córneas formadas por una queratina muy dura y los pigmentos que dan origen al color del pelo, y finalmente de la cutícula externa compuesta de células córneas aplanadas, adherentes y dispuestas como tejas. Es la cutícula la que da el aspecto liso del pelaje al tacto. Longitudinalmente se distingue de arriba hacia abajo el ápice (parte más antigua, el tallo con una zona exterior (por encima de la piel) y una zona interna (o infundibular) y finalmente la raíz o parte bulbosa (figura 3).

La piel del perro y del gato
Figura 3: estructura del folículo piloso (según D. PIN, VétAgroSup LYON)

El pelaje

Se distinguen diferentes tipos de pelos según su tamaño, su diámetro y su rigidez o por el contrario, flexibilidad:

  • los pelos llamados primarios (de jarra y de guarda) son los pelos más grandes, rígidos, que otorgan al pelaje su aspecto general, su color; su distribución es generalizada
  • los pelos secundarios o subpelo, de lanugo, o barbas, sin glándulas sudorales ni músculo erector, pequeños, finos y flexibles, también son generalizados
  • los pelos táctiles (vibrisas, pelos tilotricos) con funciones sensoriales mecánicas, por lo tanto asociados a fibras nerviosas: se encuentran en particular en la cara (párpados, mejillas, labios) y en las extremidades anteriores en el gato (órgano carpiano)

Los pelajes varían en longitud, en color y son consecuencia de la proporción y distribución de cada uno de estos tipos de pelos. El pelaje normal o mixto es similar al pelaje salvaje original (el del lobo), medio-largo como en el Pastor Alemán. El pelaje corto puede ser áspero con sobre todo pelos primarios (Beauceron, Rottweiler) o fino (pelo raso, sobre todo pelos secundarios como en el Boxer, el Doberman, el Pinscher). El pelaje largo también puede ser fino con sobre todo pelos secundarios (Cocker, Spaniels, Yorkshire), o lanudo (lanugo abundante) como en el caniche o el bichón. Finalmente, hay perros desnudos (perro desnudo mexicano o Xoloizcuintle). La longitud de un pelo varía de 4 a 15 cm según la raza y la especie.

En el gato, el pelaje también se compone de pelos primarios y pelos secundarios. Se distinguen igualmente pelajes cortos, largos o razas desnudas (Rex y Sphinx). Hay folículos primarios y secundarios agrupados en unidades, dentro de las cuales el número de pelos varía. Los pelos secundarios son más presentes que en el perro, con una proporción variable de 1 pelo primario por cada 10 a 20 pelos secundarios, lo que da un pelaje particularmente suave al tacto (figura 4). Las vibrisas (“bigotes”) y los pelos tilotricos son particularmente importantes en el gato: su función sensorial táctil está muy desarrollada en la vida relacional del gato.

La piel del perro y del gato
Figura 4: estructura anatómica de una unidad folicular

La color y la longitud de los mantos están determinadas por la expresión de genes transmitidos de generación en generación. Este determinismo es el origen de las pruebas genéticas en los padres que permiten prever el color o la longitud del pelaje en una camada.

Ciclo piloso

El crecimiento del pelo es cíclico, no continuo, y se efectúa en 3 etapas sucesivas llamadas:

  • fase anágena o fase de crecimiento llamada activa
  • fase catágena o fase intermedia de regresión, transitoria
  • fase telógena o fase de reposo, donde el pelo está muerto pero no eliminado inmediatamente del folículo

Este crecimiento es cíclico, y no es idéntico para cada folículo piloso: influye en la longitud del pelo y varía de una raza a otra. Está influenciado por factores externos como la variación de la duración del día (fotoperiodo), la alimentación, la temperatura exterior (las temperaturas bajas estimulan el crecimiento del pelo) y por supuesto las estaciones (crecimiento máximo). Las causas internas, es decir propias del individuo, también influyen como las secreciones hormonales o factores de regulación del crecimiento. Así, las hormonas tiroideas estimulan el crecimiento del pelo en anágena, las hormonas suprarrenales lo inhiben. Existen variaciones interraciales e interindividuales.

En el perro y el gato, los pelos crecen en promedio 0,3 mm por día, en particular a finales de primavera, con un enlentecimiento en invierno (más pelos en fase de reposo o telógena). Algunas razas tienen crecimientos prolongados (Caniches) que requieren un mantenimiento frecuente, otras presentan una mayoría de pelos muertos (razas nórdicas).

Las mudas son períodos de crecimiento del pelaje caracterizados por una caída de pelos: el crecimiento es máximo y evacuan los pelos muertos que aún no han caído. Las mudas corresponden a una renovación del pelaje en áreas progresivas, en diferentes regiones, sin sincronización de un grupo folicular a otro: esto es lo que se llama una muda en “mosaico”. Las mudas son permanentes pero de intensidad variable según la época del año. Así, en Europa, la muda de primavera instala un pelaje de verano corto y menos denso, al contrario de la muda de otoño que instala un pelaje de invierno largo y denso.

Existen aspectos de pelajes sucesivos en la vida de un carnívoro: el pelaje del cachorro es suave o lanudo debido a la implantación vertical del pelo, que luego se inclina progresivamente. El pelaje del perro viejo se vuelve difuso debido a la caída acelerada del pelo y a una disminución del crecimiento. También se vuelve menos brillante.

El pelaje asegura esencialmente una protección mecánica contra los traumatismos externos, tiene una función aislante y termorreguladora y finalmente interviene en la vida social y relacional del animal (camuflaje).

Las glándulas cutáneas

Se distinguen en el perro las glándulas sebáceas que fabrican el sebo, y las glándulas sudoríparas que producen el sudor.

Las glándulas sebáceas

Las glándulas sebáceas se abren en el perro al canal piloso y están estrechamente asociadas al folículo piloso, a diferencia del hombre donde el conducto desemboca directamente en la superficie de la piel. El sebo es una secreción rica en lípidos (colesterol, glicéridos y ceras), que participa en la película lipídica superficial junto con los lípidos epidérmicos, contribuyendo así al mantenimiento de una barrera cutánea eficaz. Asegura una protección microbiana, una impermeabilización de la piel y aporta flexibilidad cutánea y brillo al pelaje.

Se encuentran glándulas sebáceas específicas en los párpados, en el conducto auditivo, en la cola (glándula supracaudal), el mentón, los sacos anales (“glándulas anales”) y alrededor del ano (glándulas circumanales).

La producción de sebo está regulada por numerosos factores endocrinos, nutricionales y genéticos. Durante un desequilibrio en la cantidad o calidad del sebo, se observarán seborreas secas o grasas que provocan un olor desagradable y fuerte, pelaje graso o apagado, producción de escamas (“caspa”) y proliferación microbiana. Se observan entonces estados querato-seborreicos, dermatosis frecuentes en los perros con complicaciones infecciosas crónicas (fotos 1 y 2).

La piel del perro y del gato
Foto 1
La piel del perro y del gato
Foto 2
Fotos 1 a 2 : ejemplos de seborreas (seca a la izquierda en un caso de ictiosis en un golden retriever) y grasa a la derecha con infección secundaria y engrosamiento severo de la piel en un perro con alergias crónicas

Las glándulas sudoríparas

Las glándulas sudoríparas permiten una regulación parcial de la temperatura interna del perro mediante la transpiración, relacionada con la evaporación del sudor. Este fenómeno es menos pronunciado que en el hombre, es sobre todo la respiración la que permite la termorregulación en el perro. Las moléculas odoríferas contenidas en el sudor permiten un reconocimiento social.

Conclusión

La piel y el pelaje son, por tanto, elementos fundamentales de protección, intercambios y comunicación para el propio animal, pero también entre los individuos. Las variaciones de aspecto y de renovación del pelo son importantes en el perro y el gato debido a las selecciones genéticas raciales y los estándares de belleza. La piel es también el reflejo de la salud del animal de compañía, su cuidado dermatológico y cosmético es indispensable para cualquier propietario. La dermatología canina y felina es, de hecho, una especialidad maravillosa y apasionante, que mantiene estrechos vínculos con muchas otras disciplinas médicas.


Para saber más…

  • Guías prácticas de dermatología Canina y Felina de los Drs. E. GAGUERE y P. PRELAUD, Ed KALIANKIS – MERIAL, 2006.
  • Guía práctica de dermocosméticos del Dr. E. BENSIGNOR, Ed MED’COM, 2016.
  • Conocer la piel del perro y sus enfermedades. Drs. E. BENSIGNOR y C. HADJAJE, Ed MED’COM, 2013.
Recherches Connexes

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